
Por ello, Clemente V, en diciembre de 1313, nombro a tres cardenales como comisarios para resolver tan enojoso asunto. Eran Nicolás de Fréauville, Arnaud de Auch y Arnaud nouvel. Estos decidieron que los cuatro altos cargos del Temple que seguían presos “Jacques de Molay, Godofredo de Charny, Hugo de Pairaud y Godofredo de Gonneville” fueran condenadas a cadena perpetua, dado que todos habían reconocido sus crímenes.
El asunto parecía zanjado, pero tres meses después, el 18 de marzo de 1314, Jacques de Molay, el antiguo maestre, y Godofredo de Charny, ex prefecto de Normandia, se retractaría de sus confesiones y proclamaron su inocencia ante una comisión presidida por Felipe de Marigny, secretario del rey y arzobispo de Sens, declarando que habían confesado ser participes de los delitos a causa de las torturas sufridas, no por su voluntad. De inmediato, los dos fueron acusado de relapsos y conducidos ante un tribunal real que los condeno a morir en la hoguera ese mismo día, junto a 37 templarios mas que apoyaron al final a su maestre. La sentencia se ejecuto en un pequeño islote, hoy desaparecido, llamado “de las cabras” o “de los judíos”, que se alzaba en el brazo izquierdo del rió Sena, aguas debajo de la catedral de Notre Dame, entre la isla de Cité y el actual Quai des Grands Augustins.
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